Responsabilidad de los propietarios de animales domésticos o mascotas

El Juicio de Snoopy

Hace una semana tuve un juicio de faltas de los llamados por MORDEDURA DE PERRO. El susodicho can, de siete años, raza cocker y de nombre Snoopy, había mordido la pierna del cartero del pueblo, causándole «lesiones» que, según el Forense, habían tardado en curar casi dos meses, sin siquiera dejar una mínima cicatriz. Antes de empezar la vista, la Juez me hizo entrar en Sala y me espetó ¿no llegan a un acuerdo? No Señoría, le contesté, considero que no existe responsabilidad penal de mi clienta (la dueña del perro).»Ah -dijo sorprendida- pues el Fiscal dice que los cockers de viejos se vuelven locos». Estuve tentado de contestar: y algunos jueces, fiscales e incluso abogados también, señoría, pero mi «seny» catalán me hizo responder: «En cualquier caso, se trata de una apreciación subjetiva del Ministerio Fiscal», el cual, dicho sea de paso, no levantaba la vista del Código penal, buscando tal vez algún argumento jurídico para solicitar la condena. Tras la celebración del Juicio de Faltas y escuchar las versiones contradictorias de ambos, el Fiscal no tuvo más remedio que solicitar Sentencia Absolutoria, a cuya petición, lógicamente, me adherí. El cartero salió con el rabo entre las piernas y la dueña del perro satisfecha y convencida de que se había hecho Justicia.

¿Responsabildad penal o civil?

Efectivamente, la dueña de Snoopy fue absuelta de la falta prevista en el art. 631 del Código Penal, que castiga «a los dueños o encargados de  la custodia de animales feroces o dañinos que los dejaren sueltos o en condiciones de causar mal». El tipo penal, por tanto, está integrado por dos requisitos:

• que se trate de un animal feroz o dañino y
• que su propietario o encargado de su custodia lo haya dejado suelto o en condiciones de causar daño.

Evidentemente, el perro en cuestión no era feroz ni dañino y había salido corriendo de su casa al abrir la portezuela la hija de mi defendida, ladrando al cartero que, montado en su moto y enfundado en traje y casco, le dio una patada al pobre animal que, asustado, se defendió de la única forma que saben hacerlo los perros: mordiendo.

En cuanto al primero de los requisitos, el término «dañino» no hay que interpretarlo, según reiterada Jurisprudencia, en su sentido estricto gramatical, ya que dañino es todo aquel capaz de causar daño, lo cual llevaría a calificar como tales a casi todos los animales domésticos o mascotas, extendiendo peligrosamente el tipo penal en contra del principio de mínima intervención del Derecho Penal. Por tanto, la condición de feroz ( de «fiera») o dañino, debe atribuirse únicamente a aquellas concretas especies animales que tengan tal carácter por naturaleza (un tigre, un cocodrilo, etc.) o a aquellos animales que, sin pertenecer a una especie naturalmente agresiva, en el caso concreto y por determinadas circunstancias, llegan a causar daño a las personas, otros animales o las cosas.

Cuestión distinta es la Responsabilidad Civil, que regula el artículo 1905 del Código Civil, precapto que impone una responsabilidad cuasi objetiva (no hay que probar culpa) al poseedor de un animal o al que se sirva de él por los daños o perjuicios que causare aunque se le escape o extravíe. Las únicas excepciones son la culpa exclusiva de la víctima o la fuerza mayor.

Cuando compramos o nos regalan una mascota, no somos conscientes de la responsabilidad civil que adquirimos. No pensamos que pueda pasar nunca hasta que pasa, y entonces nos damos cuenta que tenemos responsabilidad civil frente a terceros por los daños causados por nuestro perro, ya sea la mordedura a un vecino, una rotura de objetos de valor…no todo son satisfacciones para los dueños de mascotas que en ocasiones se llevan disgustos importantes por un comportamiento imprevisto, inadecuado e inusual de su animal doméstico, que todavía en la mayoría de hogares españoles es un perro. Siempre es recomendable tener al can cubierto por una póliza de seguro, que es obligatorio en comunidades autónomas como Madrid o el País Vasco, independientemente de cuál sea su raza. En el resto del país sólo los perros catalogados como potencialmente peligrosos (PPP) deben tener forzosamente seguro. Los dueños pueden elegir el tipo de póliza que más se acerque a sus necesidades o expectativas, en función de la raza del animal o de la prima que deseen pagar, pero… 

¿Qué seguro interesa contratar?

Hay  tres opciones:

Suscribir una póliza de responsabilidad civil para el perro

Las compañías de seguros distinguen entre perros «especiales»  y aquellos que no lo son, y si bien en algunos casos no hablan directamente de Perros Potencialmente Peligrosos, incluyen en los primeros a razas como los Pitbull o los Rottweiller.

Este seguro puede ser básico, que da más imporancia a la responsabilidad civil por daños a terceros e incluye indemnizaciones, fianzas y asistencia jurídica; o más completo, incluyendo a la propia mascota (enfermedades, intervenciones quirúrgicas, gastos de veterinario, sacrificio, etc.) e incluso cubriendo indemnizaciones al dueño por robo o pérdida del animal.

Cuando se trata de un perro considerado oficialmente peligroso, sus dueños tienen la obligación de contratar una póliza con una cobertura de 150.253 € como mínimo. Se incluyen en este grupo pastores alemanes, bull terriers, samoyedos, huskys siberianos, dogos argentinos, dobermans, alaskan malamutes y mastines napolitanos. Otros, como los nórdicos, no son peligrosos por su agresividad sino porque se escapan con facilidad y pueden provocar percances.

Contratar una póliza común para la familia y animales 

Este tipo de póliza está pensada para cubrir tanto los daños causados por la mascota como por cualquier otro miembro de la familia. Este tipo de seguro puede contratarse de forma individual -sólo para familia o familia y animales- y la cobertura difiere de la habitual en un seguro multirriesgo del hogar: rotura de cristales de un vecino por jugar con el balón, rayadas en la escalera comunitaria al bajar la bicicleta, pintadas en el ascensor, etc. Y, a mayor número de riesgos cubiertos, mayor prima a pagar. En el caso de los animales, dependerá del número y de su raza o peligrosidad.

Incluir a la mascota en la póliza multirriesgo del Hogar

La última opción y la más habitual, salvo para determinadas razas, que suelen estar expresamente excluidas, es incluir a la mascota en nuestro Seguro del Hogar. En caso de tenerla ya contratada, conviene leer la letra pequeña para ver si cubre o no la responsabilidad de los daños que pueda ocasionar el animal doméstico, mediante una cláusula parecida a «garantizamos la responsabilidad civil familiar por daños causados por animales domésticos de probada propiedad y convivencia en el domicilio asegurado».

Conviene tener en cuenta los límites y exlusiones de la cobertura porque algunas pólizas especifican, p.ej., que no se hacen cargo de los daños causados por sus mascotas en ausencia de sus dueños, o establecen obligaciones como especificar la raza del animal, su identificación mediante el microchip obligatorio y estar en posesión de la cartilla de vacunación. En cualquier caso, conviene cerciorarse de la cobertura mínima indicada si se trata de un perro de los llamados potencialmente peligrosos y, si no es así, aumentarla pagando la sobreprima correspondiente.

Pero…

¿Que se entiende por Perro Potencialmente Peligroso? ¿Qué obligaciones tengo?

La Ley 50/1999, de 23 de diciembre, sobre Régimen Jurídico de la tenencia de Animales Potencialmente Peligrosos define en su art.2 a los animales potencialmente peligrosos, entendiendo por tales, con carácter genérico, «todos los que, perteneciendo a la fauna salvaje, siendo utilizados como animales domésticos o de compañía, con independencia de su agresividad, pertenecen a especies o razas que tengan capacidad de causar la muerte o lesiones a las personas o a otros animales y daños a las cosas».

Y añade el art. 2 citado que «también tendrán la calificación de potencialmente peligrosos los animales domésticos o de compañía que reglamentariamente se determinen, en particular, los pertenecientes a la raza canina, incluidos dentro de una tipología racial, que por su carácter agresivo, tamaño o potencia de mandíbula tengan capacidad de causar la muerte o lesiones a las personas o a otros animales y daños a las cosas». Por otra parte, el Tribunal Supremo ha señalado que la ferocidad no puede circunscribirse a la raza o clase a que el animal pertenezca, sino a sus cualidades de agresividad y fiereza.

Para la presencia y circulación en espacios públicos de los perros potencialmente peligrosos, es obligatoria la utilización de correa o cadena de menos de dos metros de longitud, así como un bozal homologado y adecuado para su raza.

En Catalunya, el Reial Decret 287/2002 establece el «catálogo» de los perros que deben ser considerados como potencialmente peligrosos y que, por tanto, están afectados por la Ley 50/99. Asimismo, fija la obligatoriedad de obtener una licencia para la tenencia de dichos animales, así como la obtención de un certificado de capacidad física y de aptitud psicológica para los dueños de estos perros.

Conclusión

Si eres dueño de un perro y especialmente si el mismo se encuentra dentro de la categoría de potencialmente peligroso, aunque pienses que no es tal porque lo has educado correctamente, adiestrado para la defensa pero no para el ataque, etc., aunque en tu comunidad no sea obligatorio, te recomiendo que asegures a tu perro. Comprueba primero si el seguro de tu casa cubre la responsabilidad civil de tu perro (normalmente incluido en el continente) y si no es así contrátala de forma independiente o bien dentro de un seguro que cubra también la responsabilidad civil de toda tu familia porque, tal y como dijo aquél fiscal…algunos «de mayores se vuelven locos».

Y, si tienes algún problema, acude a tu especialista en Responsabilidad Civil.

Saludos

Miquel Torres